"Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto." (Jn 12,24).
Ahora o nunca. En muchas ocasiones de la vida, resulta complicado explicar el por qué de tus decisiones. Aún más complicado que los demás lo entiendan. Sin embargo, en silencio y soledad, en diálogo interno, uno mismo ve las cosas claras, siente que Dios señala el camino a seguir.
¿Por qué desde pequeño tuve clara mi vocación de misionero? Solo Dios lo sabe. Está claro que toda la experiencia acumulada desde la infancia te va condicionando como persona, en la forma de ver la realidad, las realidades ajenas... Y yo no soy ajeno a esos condicionamientos.
Las circunstancias familiares marcan. También las sociales. Lo veo prácticamente a diario donde trabajo. Nos marcan a todos.
Como cristiano-católico, a través de los años he pasado de un aprendizaje de Jesús a una experiencia de Jesús. No puedo olvidarme de personas y experiencias que me han marcado y que han hecho que mi Fe madure: Joxe, el párroco de Betherram, todo un ejemplo de entrega, constancia y humildad; Milagros y su comunidad, que permitió que profundizara más en el conocimiento de Jesús, del amor de Dios y descubrir a la Congregación Hijas de la Cruz; las Pascuas con las Mercedarias Misioneras de Berriz; el bicentenario de la Congregación que dio abundante fruto, mi Fraternidad Molante (como grupo y todos y cada uno de mis hermanos); las experiencias de Chiapas en 2008 y Burkina Faso en 2009; la peregrinación a Tierra Santa en junio de este mismo año, etc.
Concibo mi vida como una entrega, una entrega a Dios y a los demás. No puede existir individualismo. No. Vivimos en una sociedad, vivimos y convivimos con personas. Sin el contexto, no podemos desarrollarnos. Sin contexto, no crecemos. Me entrego a la sociedad, y la sociedad me entrega. Solo así se puede crecer, siempre y cuando los sentimientos y las motivaciones sean positivos. ¿Y cuáles son? Los valores del Evangelio. Dios es amor. Procuro moverme de esta manera en los ámbitos en los que estoy involucrado, con mis limitaciones, con mis errores... y mis aciertos.
Sin embargo, siento que ahora es el momento de una entrega personal completa. Completa y temporal. Entrega con renuncias dolorosas. Es lo que Dios me pide y por ello ha puesto a las Hijas de la Cruz como instrumento para que yo lleve a cabo su proyecto para mí y la sociedad. Y solo me sale dar gracias, a Dios, a la Congregación y a mi gente. Pues lo que significa ilusión y alegría, también conlleva renuncia. Y la renuncia que más me corroe es distanciarme físicamente un año de mi Ama, de mi madre. A ella es a quien dirijo mi mayor agradecimiento, pues reconociendo la preocupación que le causa mi proyecto, en ningún momento me ha dicho "no". Y esta actitud suya es la que más me emociona y más afortunado me hace sentir.
En mi vida, el año 2013 será sinónimo de entrega, será sinónimo de Korhogo, de Costa de Marfil, de África, de pobreza, de humildad, de esperanza y de AMOR.
Y a modo de conclusión de esta primera entrada, quiero compartir una canción que resume lo anteriormente dicho.
"Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto." (Jn 12,24).
te felicito por este proyecto y te animo a seguir adelante con el. Seguramente a muchos nos aportara sensaciones muy buenas un beso muy grande amigo mio y a por todas muask
ResponderEliminarMuchas gracias Yuli por tus hermosas palabras!!
ResponderEliminarY como decía en facebook... "y eso que lo mejor está aún por llegar!". Un abrazo enorme, nos vemos en enero, de tertulia, compartiendo un rico café.