Es tarde para escribir, lo sé. Pero merece la pena. Al salir del trabajo, pasando por la plaza de la Independencia mientras me dirigía hacia la peluquería, he visto que habían instalado unos tiovivos, cercados por una verja.
Al llegar a casa, hemos cenado y, puesto que mañana los pequeños no tienen colegio al ser miércoles, nos hemos propuesto ir al parque de atracciones instalado en Korhogo.
Al ser 6 en la familia, vamos en dos motos: Alphonse con Edith y Junior, y yo con Tchéwa y Jean Marie.
Al llegar, hemos de pagar 100 francos CFA para poder entrar. 100 F CFA, que equivale a 0.15 euros. Así era la entrada:
Una vez dentro, la variedad no es, a ojos de un occidental, precisamente llamativa, aunque los niños -y los padres- dibujan una enorme sonrisa.
Me dirijo a la taquilla y miro el precio: 400 francos CFA por ficha, por lo que decido comprar 6, que suman 2.400 francos, es decir, 3.50 euros. Y montamos en la primera atracción, los autos de choque. Me llama la atención la poca velocidad que adquieren, pero los niños siguen felices... Sonrisas enormes por unos choques leves.
Después, a escasos 10 metros, se encuentra la típica Rana, pero de avionetas. Sube lentamente y baja a trompicones leves, a poca velocidad. La altura es mínima, pero para la gente de Korhogo, que no conoce alturas (pues las casas no son en altura, sino en horizontal), es de vértigo. Ah... y prefiero no hablar del ruido que saca el aparato. Parecían estertores y al principio incluso he sentido miedo, miedo a que se rompiera. Dos atracciones en una: la rana y la casa del terror. Todo en uno. Pero ellos... contentos, sonriendo y riendo, aunque al principio, las caras eran más bien de desconcierto.
Y poco más, salvo una ruleta de la suerte en el que había que apostar (no hemos jugado) y el típico tiro de pelotas a 6 botes roñosos, al cual hemos jugado, 3 pelotas a 100 francos (0.15€). El ridículo que he hecho es espantoso: incluso Tchéwa ha tirado más botes que yo (ella 2, yo 0).
Y con esto ha finalizado la visita al Parque de Atracciones de Korhogo.
Como veis, ni comparación con lo que en Occidente conocemos. Pero he de deciros una cosa: la felicidad e ilusión que he visto aquí no puede compararse con lo que conozco en Europa. Hace más ilusión poco en Korhogo que mucho en Europa.
Diferencias... diferencias en todos los sentidos. Pero la gran diferencia es la siguiente: la facilidad para sacar una sonrisa.
Y es que... con qué poco deberíamos conformarnos! Pero no... preferimos ser unos insatisfechos y unos infelices.
Wapie gniena! Kolotcholo wo cho!
Ostras, esta imagen de tres personas en una moto no se ve mucho por estos lares!!
ResponderEliminarQué bien se lo pasan, ¿esas pelotas son redondas? A mi los aviones me encantaban de pequeño y adolescente, pero debo confesar que a mi también me daría miedo subirme en uno de unas atracciones así.
Una experiencia maravillosa sin duda. Me ha encantado leerte, como siempre... te quiero mucho mi perli
ResponderEliminarComo veo te has divertido como un enano , y me alegro muchisimo sobre todo los niños, que se les veia felices, un besote tu v ecina Ana
ResponderEliminarIkaragarria Lander! Zaragozako lagunaren etxera joan nintzenean , halako hegazkinetan ibili nintzen, es uste diferentzi handirik zegoenik...
ResponderEliminarZe esperientzi polita, zeinek esango zizun Afrikan autotxoketan ibiliko zinenik..... Jajaja
Egia esan, nahiz eta geldo ibili nik montatuko banintz a ze oihu eta irrintzi....
Muxu goxo bat
Jejeje, aprovecha que ya te queda poco y aquí no se pueden ir 3 en moto y menos sin casco. Qué duro se te va a hacer la vuelta. Muxus. Ana Martx.
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