Alphonse, el padre de familia con
el que convivo y que tan humanamente me ha acogido, es, entre otros muchos
compromisos, el presidente de la asociación de padres y madres de alumnos del
colegio Sainte Elisabete, colegio que fundaron las Hijas de la Cruz en Korhogo.
La madre de un miembro de esta asociación falleció, y gracias a la invitación
de Alphonse como de la familia de la fallecida, he participado en los funerales
y ritos tradicionales.
Antes de entrar en detalles, hay
un aspecto que me ha llamado mucho la atención. Hace un mes que esta mujer ha
fallecido, pero durante este mes el cuerpo ha estado en “la morgue”, es decir,
en el tanatorio (lógicamente, bastante diferente a los tanatorios que conozco
en Euskadi). Sin embargo, un mes no es un periodo largo, pues existen cuerpos
que depositan durante más de 6 meses! Increíble. Puesto que los ritos
funerarios tradicionales exigen una gran cantidad de dinero para la familia,
hay familias que dejan los cuerpos en el tanatorio durante… ¡más de 2 años! Se
desentienden del cuerpo para siempre, hasta que “la morgue” toma la decisión de
incinerarlo. Esto es una realidad para las familias más pobres que no pueden
permitirse “el lujo” de que algún miembro de la familia fallezca.
Dicho esto, comienzo el relato de
lo vivido. Según el programa que la familia entregó, el levantamiento del
cuerpo se efectuaría a las 14.30 horas del sábado. Allí estábamos a esa hora,
pero poca gente se encontraba ahí. Tuvimos que esperar hasta las 16.30 horas
hasta que la gente llegara, especialmente “la vieja”, es decir, una señora que
limpia el cuerpo y coloca las telas que la gente ha regalado en señal de
aprecio. Una vez finalizado, una multitud de gente corrió hasta la misma sala
donde se encontraba la difunta y entre empujones y bailes, trasladaron el
cuerpo a la camioneta que lo llevaría al pueblo originario de la señora, a 10 km de Korhogo.
Decenas de motos y varios coches
repletos de personas seguían la carretera en procesión tras la camioneta,
levantando una gran nube de polvo. A nuestro paso, la gente que paseaba por las
calles de Korhogo se detenía y los que se encontraban sentados en sillas, se
levantaban. Señal de respeto por la difunta.
Tras pasar varios puestos de
control policial, un grupo de jóvenes se interpuso en la carretera para exigir
dinero. Divisé una pelea… pasé un poco de miedo, pues si veían que era el único
blanco, me pararían para tener que darles el dinero. Por suerte, la pelea hizo
que salieran corriendo por el campo. Y así pudimos continuar nuestra ruta hasta
el pueblo.
En el pueblo, llamado Fodontchion,
todo el mundo aparcó su vehículo en cualquier lugar y se dirigió a la camioneta
que transportaba el cadáver. Allí esperaban varios grupos de música
tradicional, con curiosos atuendos llenos de plumas. Y a ritmo de música, todo
el mundo comenzó a bailar como en “la morgue”. Paseaban el cuerpo por todo el
pueblo, lo metían en varias casas y volvían a sacarlo. Así durante varias
horas, bailando, riendo. Una mujer me agarró de las manos y me hizo bailar. La
verdad es que no sé quién era más protagonista en el pueblo: la propia difunta
o el blanco. Todo el mundo me miraba. Sobre todo cuando bailé… Por lo menos,
participé igual que ellos. Y es que… “allá donde fueres, haz lo que vieres”.
La camilla sobre la cual
depositaron el cuerpo hasta el día siguiente se encontraba cerca. Sin embargo,
la familia tuvo que pagar dinero para poder utilizarla. Y tras continuar por
todas las casas, la familia repartió sacos de agua a los asistentes.
El cuerpo se entierra hoy,
domingo. Desde ayer, todo el pueblo baila, ríe y come alrededor del cadáver. Y
es que, en el Pays Sénoufo, la muerte es una fiesta. Una fiesta porque, aunque
resulte caro a la familia, el difunto ha descubierto el misterio, el calor y
arrope de su comunidad, y a partir del entierro, se fundirá con su tierra
natal.
Alphonse, Douda, Gilbert… me
preguntaban si se celebraba así en Europa la muerte de alguien. Les resultaba
llamativo, pues aquí nadie llora. Muerte significa transición, significa
fiesta, significa unión con la tierra. Así es el Pays Sénoufo.
Sorprendente y desconocido me resulta lo que cuentas Lander... al igual que a ellos les resultan llamativos nuestras maneras, a nosotros nos llaman la atencion las suyas... Una gran experiencia la que estas viviendo... puedes escribir un libro ;) Animo ta aurrera!!! Besarkada haundi bat!!! Bixen.
ResponderEliminarQué maneras tan diferentes de vivir las cosas, aunque en el fondo el significado es parecido, transición a la otra vida.......Esta vez k hablas d funerales me he reído.....sobre todo viendo tu baile.....misterios de la vida, o mejor dicho.....de la muerte.....Muchísimos besos wapo y a seguir bien.....
ResponderEliminarAna
¿ Quien dijo que la muerte debe ser una tragedia?. ¡Me gusta esta forma de celebrarlo!. La muerte es el tránsito a la Nueva Vida, y por lo tanto , motivo de fiesta. ¡ Cuanto tenemos que aprender aún!. Por cierto ,Lander, me ha sucedido como a Ana y me ha salido la risa al verte bailar.Un abrazo desde el corazón. Loly.
ResponderEliminarCuánto tenemosque aprendeen Occidente sobre la muerte!! Siempre he dicho queno nos han educado para ello....ni en los casos de pertenecer a familias religiosas...Maru
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