Ya me perdonaréis, pero me ha
sido imposible escribir en el blog durante esta semana. El lunes fuimos a
Boniérédougou, un pueblecito del centro de Costa de Marfil donde las Hijas de
la Cruz tienen una comunidad, para desarrollar allí una misión en cuanto a
archivos de personas con discapacidad. Lo que iba a durar dos días… ha durado
cinco! En cualquier caso, ya estoy de vuelta en Korhogo, aunque muy cansado.
Más aún después de haber hecho Katiola-Korhogo en un autobús cachambroso, lleno
de gente y de maletas… en fin… La vida africana!
El domingo pasado volvimos a
Fodontchion para continuar con los funerales tradicionales. Me sorprendió de
nuevo, y es que… la diferencia con los funerales que conocemos en Europa es abismal!
Fuimos en moto, pero no conduje yo, sino nuestro amigo Daouda. Nos dirigimos
directamente al “QG”, es decir, Quartier Général del funeral. Delante de la
casa de la familia, había instaladas varias carpas, donde durante toda la noche
y todo el día la gente del pueblo ha bailado y hablado. El suelo estaba repleto
de plásticos de agua. La familia de la difunta sacaba constantemente agua y
platos de arroz con carne (supongo que de ternera, pues vimos la víspera una
ternera entera, muerta, en un tractor). Me decían algunos que en el Pays
Sénoufo morir resultaba mucho más caro que sobrevivir, pues se invita
absolutamente a TODO EL PUEBLO. Concepto de comunidad.
A la hora, la gente comenzó a
irse. Nosotros, como ovejas, les seguimos. Llegamos a un descampado, donde el
cuerpo se encontraba en el centro. Alrededor, varios jóvenes con unos atuendos
salvajes (taparrabos) bailaban con fuego. Me comentaron al oído que se trataban
de los “iniciados” del Bosque Sagrado. Algunos os preguntaréis qué leches
significa. En cada pueblo, existe un bosque en el cual nadie puede entrar,
salvo los “féticheurs” del pueblo, generalmente ancianos muy sabios y sus
aprendices. Nadie puede entrar ahí, pues al parecer ahí residen todos los
espíritus. El baile suponía un homenaje a la difunta. No se ve muy bien, pero
comparto vídeo.
Al finalizar, exactamente cuando
el sol comenzaba a ponerse, nos dirigimos en procesión, entre bailes y colas de
caballo, hasta un bosquecillo donde ya se encontraba un gran agujero en la
tierra. La gente se empujaba, gritaba, bailaba, cantaba… un verdadero caos! Me
agobié un poco, pero conseguí ver casi todo. Antes de enterrar el cuerpo, los
nietos cargaron sobre sus cabezas el cuerpo de la “vieja” (aquí llamar “viejo” a alguien es reconocerle fuerza y
respeto) y corrieron alrededor de la fosa, cinco vueltas! No entendía nada…
Estaba tan sorprendido! Alphonse me dijo que es un rito sénoufo, que significa
lo siguiente: aunque todo el mundo está contento, el cuerpo, en el último
momento, se resiste a abandonar el mundo de los vivos, por miedo al otro mundo.
Pero la realidad se impone, por lo que, tras la quinta vuelta, el cadáver es
enterrado. Comparto vídeo para que alucinéis un poco.
La forma de la tumba es curiosa.
Tiene forma de L. A varios metros de profundidad, se hace un agujero lateral
donde el cuerpo va a ser depositado, aunque primero se ponen todas las telas
que la gente ha regalado a la familia. El cuerpo no debe tocar la tierra:
porque la tierra siempre debe respetar el cuerpo. Por lo tanto, se introduce el
cuerpo ahí, se tapa con una madera y posteriormente se echa toda la tierra
hasta tapar el agujero. Mientras dura todo el proceso, al gente sigue bailando
alrededor. Sé que algunos pensaréis que es muy tétrico grabar estas cosas, pero
aquí se agradece que la gente grabe y tome fotos en esos momentos. Incluso se
realizan vídeos! Como las BBC Bautizos-Bodas-Comuniones! Por lo tanto comparto
otro vídeo:
Una señora que hablaba francés
vino a donde mi, tras haber bailado conmigo, y me dijo “gracias”, por haber
participado. Al parecer es todo un orgullo que un blanco estuviera en ese
momento. Alphonse me dijo que, generalmente, son pueblos en los que no aceptan
turistas, aún menos los blancos. Pero que mi respeto y participación les había
llegado. Solo pude decirles “gracias a vosotros”. Y es cierto… me sentí muy
afortunado! Pocas personas pueden vivir momentos semejantes, en pleno corazón
de África. El Pueblo Sénoufo… un pueblo rudo y salvaje, pero que demuestra
también cercanía y acogimiento.
Barika Senoufo! Eskerrik asko Senoufo Herria!
(Y para acabar el día... una foto de ayer mismo: un lugareño de Boniéré, cercano a las monjas, nos invitó a una botella de BANDJI, es decir, un zumo de néctar de palmera. Fresquito... para sobrellevar el bochorno, como se aprecia en la foto...)
¡Cuanto colorido y fiesta para la despedida!. Realmente nos puede chocar, pero es algo bonito homenajear asi a un ser querido.,,,, Y ahora a descansar del ajetreo. Un abrazo enorme. Loly
ResponderEliminarUn cultura, un mundo, una experiencia, ... Vivir todo eso que cuentas en primera persona tiene que impactar un poco no? Pero como bien dices la cercania y el respeto hacen que te sientas afortunado y que ellos tambien se sientan afortunados... Besarkada bat!!! Bixen.
ResponderEliminarLander!!!!!Acabo de leer la segunda parte de los funerales......Sorprendente si y estar presente como lo estás tú......debe de ser increible. Un beso enorme desde aquí.....preparándome para la Semana Santa y la Pasión Viviente de leprosilla again....Saludos a tu familia africana!!!!!!
ResponderEliminarAna
Hola Lander:
ResponderEliminarMenudas experiencias tan enriquecedoreas que estás viviendo. Me encanta que lo compartas para poder entender mucho más a esta gente y ¡cómo no! saber más de su cultura y tradiciones.
Coméntanos, cando puedas, a cerca de cómo viven la Semana Santa, algo ya has comentado, pero si en estos días hay alguna novedad nos la haces sabes, OK JAKINTSU?
Un fuerte abrazo
Silvia
LANDER, MENUDAS EXPERIENCIAS TAN GRATIFICANTES QUE ESTAS VIVIENDO Y QUE DE PASO NOS HACER COMPARTIR A NOSOTRAS, QUE VAMOS APRENDIENDO UN POCO DE OTRAS CULTURAS DIFERENTES A LA NUESTRA, TE MANDO UN BESOTE GRANDE DE TU VECINA ANA
ResponderEliminarGracias por lo que nos enseñas. Te veo haciendo después un pequeño "libro" con lo que estás aprendiendo de esa cultura. Amaia
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