Hoy, como cada día, me ha tocado vivir una preciosa
experiencia en el corazón de África. La Catedral de Korhogo, Saint Jean
Baptiste, organizaba una peregrinación a un pueblo a unos 20 kilómetros de
Korhogo llamado SOHOUO y, aunque participo normalmente en la parroquia Saint
Louis de Téguéré, me he animado. Era una buena oportunidad para conocer otro
sitio, otra expresión de la vida africana.
A las 7 de la mañana ya me encontraba en las inmediaciones
de la Catedral, ya que nos habían citado para esa hora. La organización me ha
parecido un poco desastrosa, pues solo había una mesita para recoger un
papelito, una mesa para unas 300 personas; Alphonse se reía, diciendo que
África es la expresión de una “anarquía organizada”. Entre la mala organización
y que los autocares han llegado con más retraso de lo esperado (a las 9 de la
mañana)… Hemos aprovechado para “causer”, es decir, charlar tranquilamente. Me
he fijado en un bonito dibujo en la entrada de la Catedral. Me ha encantado.
A las 9 de la mañana los autocares han aparecido y hemos
montado. Sohouo no estaba lejos, pero hemos tardado casi una hora en llegar. No
os imaginéis unos autobuses como los de Irizar, eh? Ni aire acondicionado,
filas de cinco asientos, todos amontonados, gente de pie… PORQUE ESTO ES
AFRICA!
Nada más llegar a un descampado, comenzamos a hacer el Via
Crucis o “Chemin de Croix”. Ya sabéis… las catorce estaciones desde que
Jesucristo es juzgado hasta que lo entierran. Durante todo el trayecto no he
podido quitarme de la cabeza el verdadero Via Crucis que conocí en Jerusalén.
Sentimientos a flor de piel… Durante todo el trayecto, he visto a la gente muy
volcada en la oración, en sus pensamientos. Mientras caminábamos varios
kilómetros (gracias a Dios, el sol estaba escondido entre las nubes, reduciendo
mi sofoco drásticamente!), hemos podido ver cómo es un pueblo sénoufo. Comparto
varias fotos.
Tras acabar el Via Crucis en un pequeño bosque de anacardos
que un vecino musulmán ha cedido para el evento, hemos celebrado la Eucaristía.
Una Eucaristía muy especial, aunque ha durado… 3 horas!!! Y es que en cada
canción, la gente empieza a moverse, a bailar… Aunque el hambre se convertía en
sonido, he disfrutado mucho! En el mismo, uno de los curas me ha regalado el
sombrero sénoufo que los Scouts han hecho para la peregrinación. Y tras tres
horas de misa, con aplausos y bellas palabras para el vecino que nos ha
prestado su bosque, hemos compartido la comida que cada uno de nosotros hemos
llevado. Ha sido precioso, compartir con personas que no conoces, que estaban
sentadas al lado… ¿De qué sirve ser creyente si luego no se es capaz de
llevarlo a la práctica? Así que termino con la frase del muro: “Entrar para
rezar, salir para amar”. AMEN.
Que duren las misas tres horas, es lo más normal por esas tierras. Allí no existe el reloj y la celebración tiene mucha fuerza y mucha vida. Amaia
ResponderEliminarMucha razon en lo que dices Lander!!! Gente tan sencilla pero con tanta humanidad y solidaridad para con los demas!!! Es algo que sorprende y emociona a la vez... Una experiencia grande la que estas viviendo... Estamos contigo!!! Besarkada bat!!! Bixen.
ResponderEliminarSin leer tu final ya sabia la frase k iba a poner aki.....no es un copia y pega.......La oración cobra sentido en la vida cotidiana!!!Qué bonito y que necesario...entrar para rezar,salir para amar......Hoy lo ha dixo el padre Gogorza en Egiluze,algo asi como la liturgia sin el amor y el ejemplo cristiano no es nada......
ResponderEliminarUn abrazo enorme y miles d bss para todos,en especial para TI y para nuestros nuevos amigos africanos,Alphonse,Edith y sus niños.....!!! T sentimos muy cerca....
Ana
Que bien nos iría si todos los que entrásemos a rezar tuviésemos claro cuál es nuestra misión al salir...Hau poza Lander , bixera eta poltso horrekin ikustean!!!Hainbeste oroitzapen...Muxu handi bat!!Maru
ResponderEliminarZu bai handia!
ResponderEliminarA ze lana zeurea, zorionak eta horrela segi
Txema