30 de junio de 2013, Día de San Marcial. Debería estar en Irun en estos momentos. Es muy complicado explicar la importancia de este día para un Irundarra. A menudo los sentimientos no pueden traducirse en palabras. El día de San Marcial no se trata exactamente de una fiesta, aunque también lo sea. Significa subrayar tu identidad, supone compartirla y vivirla con tu entorno más cercano, con el cual vibras, te emocionas, disfrutas. Nunca encontraré las palabras para expresar estos sentimientos.
Sin embargo, hoy, aquí me encuentro, a más de 5000 kilómetros de Irun. Y los sonidos de txilibitos y tambores resuenan más que nunca en mi interior. Es la primera vez que lo vivo desde la lejanía.
Ayer fue el día de San Pedro, día señalado. Hace un par de semanas, el abuelo de Edith, la madre de la casa, falleció y los funerales tradicionales fueron organizados para este fin de semana.
El despertador sonó a las 7 de la mañana. Me desperté triste. Quería, necesitaba estar en Irun con mi gente. Pero, como lo he dicho en varias ocasiones, "elegir supone renunciar", renunciar a aspectos fundamentales de tu vida. Tras una ducha fría y compartir café, nos dirigimos al pueblo llamado M'bya, a 50 kilómetros de Korhogo hacia Boundiali, al corazón mismo del País Senufo. Un pueblo totalmente tradicional, sin electricidad, sin agua corriente, llena de casas típicas y graneros de paja. Está claro que cada 30 de junio vivo la tradición. Tradiciones que pueden evolucionar si lo desean quienes la poseen.
Antes de llegar a África, hice varias promesas. Una de ellas era llevar la txapela roja, pequeño símbolo de los sanmarciales. Aquí la tengo, a mi lado, esperando la hora de salir de casa para ponérmela de nuevo. Ayer, al ser un día de funerales tradicionales, combiné el boubou con la txapela roja. Y poco a poco, la tristeza se convirtió en alegría, en descubrimiento, en conexión íntima.
Nada más llegar a M'bya, la familia, que también es parte de la mía, nos hizo un bonito recibimiento. Una acogida sencilla, humana, sincera. Tras charlar un buen rato, nos invitaron a sentarnos bajo un árbol de mango de un patio cercano. Allí nos dieron un puchero de arroz y otro con carne y verduras. Los niños se acercaban, jugaban con nosotros, venían otras personas del pueblo, charlaban con nosotros...
He aquí algunos momentos:
Como símbolo de recibimiento, nos dieron un vaso de mil.
Un momento de tertulia bajo el mango.
Con jóvenes y niños del pueblo, aturdidos de ver un blanco en el pueblo.
Un balafonista disfrazado.
Con un "iniciado" del Poro. Esta foto está prohibida, pero tras darle una moneda, accedió.
Arroz con carne y verduras.
Tras compartir la comida, que supone un gran gasto para la familia, nos desplazamos hasta el consejo de sabios, que se reúnen bajo unos troncos, donde toman las decisiones colectivas, para entregarles una tela. Las telas se utilizan para tapar el cuerpo del difunto. Son bastante caras, puesto que serán enterradas con el cuerpo. El recibimiento de los sabios fue cálido, aunque imponen respeto. Me llamó la atención que no se habla directamente. Se da el mensaje a uno, éste se lo pasa a otros... como si se tratara del juego "el teléfono estropeado". Es una manera de que todos se impliquen y tengan conocimiento de las donaciones.
Tras este momento de gran respeto, de camino al árbol de mango, nos encontramos con unos balafonistas, que me invitan a tocar su balafón, instrumento típico de los Senufo. Estaba presente un grupo de viejas (cuando aquí llamamos "viejos", no es un insulto, sino una palabra de respeto, de reconocimiento, de sabiduría). Al saludarles en Senufo, todas rieron y acercaban sus manos para mostrarme agradecimiento.
Tras estos sencillos y preciosos momentos, el pueblo se puso en marcha, sacaron el cuerpo de la casa donde velaban el cuerpo del difunto y empezaron los grandes ritos. Al principio, todo el mundo participaba.
Un Poro... con sombrero de plumas y hojas.
Otro Poro.
El padre de Edith, hijo del difunto. Uno de los sabios del pueblo.
Las mujeres de la familia.
Los Poroman (miembros del Poro) estaban presentes. No se les puede sacar fotos, pueden ser violentos (aunque en las fotos aparece alguno). Allí se bailó alrededor del ataúd, y todos nos dirigimos en procesión hacia el Bosque Sagrado, al cual las mujeres no pueden entrar, solamente las que han hecho la iniciación al Poro (existe Poro femenino). No pude sacar fotos, claro está. Pero el espectáculo fue impresionante. Al difunto se le dieron los mayores homenajes. Incluso los Dozo disparaban con sus viejas escopetas contra la tierra. Los Poros fueron apareciendo entre las zarzas y los árboles. Grandes máscaras, algunas infunden miedo, respeto. Bailaron alrededor del cuerpo, de una manera muy llamativa. Había uno que incluso expulsó humo mientras bailaba sobre el ataúd. Unas máscaras que tendrán cientos de años, bien adornados y bien cuidados. Son representaciones con los misterios de la tierra. Me impactaba verlos bailar, mientras los sonidos tradicionales retumbaban la tierra que pisaba. Y tras más de una hora de ritos sagrados -y secretos-, los Poro desaparecieron por el Bosque y se enterró el cuerpo.
No puedo describir exactamente todo lo que he sentido en esos momentos. Solo puedo deciros de que me siento afortunado de vivir estas experiencias. Experiencias que quedan grabados en mi corazón para toda la vida. Por la acogida, la participación con la que me obsequian, porque vivo momentos que poca gente extranjera puede vivirlos.
Volví a casa en moto. Pude contemplar miles de estrellas en el cielo, un cielo impresionante, de los que allí no podemos ver. Llegué a casa y caí rendido. Pero la lluvia me ha despertado a las 4 de la mañana. Pienso y... son las 6 de la mañana en Irun! He puesto la Diana de Villarobledo. Lágrimas de emoción han caído por mis mejillas. No eran lágrimas de tristeza. Eran lágrimas de alegría.
Como veis, mi tristeza se convirtió en alegría. Y es que San Pedro y San Marcial han retumbado en esta mística tierra llamada País Senufo.
Besarkada haundi bat eta...
GORA IRUN!!
GORA SAN MARTZIAL!!
Como estás viviendo, toda decisión tiene también su renuncia, pero no quiere decir que no tengas una alegría y una experiencia que nadie tela va apoder quitar.
ResponderEliminar¡Ah! ¡Por cierto! Yo todavía tengo pendiente subir a San Marcial. No sé si alguna vez voy a poder hacerlo. Pero bueno, no voy a perder la esperanza.
Amaia
Como siempre, intenso el texto y hermosas las fotos donde queda revelado lo que cuentas. Te mando un abrazo inmenso, junto con el agradecimiento.Hasta la próxima entrada, que será la mas cercana, jejeje.Muxu .
ResponderEliminarLoly.
Mil besos Lander!!!!!!!!!
ResponderEliminarAkorda
Kaixo Landertxo!
ResponderEliminarBegira azkenean, zeinen ongi igaro duzun eguna! A ze esperientzia! Hemen faltan bota zaizu, baina lasai eta pozik gaude, datorren urterako gutxiago falta delako eta zu azkenean bizipen mundialak eduki dituzulako! Gora San Martzial! Datorren urtean ospatuko dugu! Oso argazki politak, eta musika instrumentuak ere! Gustora joko nituzke! Muxu handi handi bat!
Genial entrada Lander!!!
ResponderEliminarUn abrazo!
Èrika
Aupa Lander!!!
ResponderEliminarMe alegro de que en estos dias, aunque no hayas podido estar en Irun, haya resurgido esa alegria y esa emocion al oir la diana... Ah, voy a dejar un regalo en el face de molante... a ver que te parece... me dijeron "si, si, mandale..."
Besarkada haundi bat!!!!!!!!!
Bixen.
LANDER LA TXAPELA AL NIÑO LE QUEDA GENIAL, PERO UN POCO GRANDE JAJAJAJ. MUSUSSSS. ENMA
ResponderEliminar