Sábado 15 de junio... Me despierto cuando el Sol comienza a mostrarse en Korhogo. Son las 6.00 de la mañana. El día promete, aunque con el convencimiento de que será agotador. Me tomo un café con Alphonse, cogemos nuestras motos, nos reunimos con varios amigos, llenamos los depósitos de gasolina y comenzamos la aventura!
Tomamos una ruta -asfaltada, gracias a Dios- que nos dirige a la ciudad de Ferkéssédougou (al que llaman directamente "Ferké"), a unos 50 km al Este de Korhogo. Allí teníamos que asistir a un entierro de un conocido de Alphonse, un antiguo director de colegio católico, que había fallecido. Acompañamos a familia y amigos. A diferencia de los entierros tradicionales sénoufo, aquí la familia celebró un entierro de rito católico y no tenían reparo en mostrar la tristeza que les producía. Tras el entierro, y como manda la costumbre, la familia invitó a un plato de arroz con un poco de carne (y bolsitas de agua) a los asistentes, en señal de agradecimiento. Suele resultar caro a la familia, pero es también una bonita forma de agradecimiento! No os parece?
Las mujeres sirviendo el arroz.
Una estampa típica de las calles de África.
Un regalito que nos compró Alphonse: máscaras antipolvo a 5 céntimos de euro. Ideal para recorrer la región en moto.
Abandonamos Ferké por la misma carretera por la que llegamos. Pero a Alphonse se le ocurre una magnífica idea: nos desviaremos por unas carreteras secundarias que cruzan inmensos campos de caña de azúcar. Se llama Ferké I y Ferké II y es una de las mayores zonas productoras de azúcar de África Occidental. Kilómetros y kilómetros y más kilómetros de campos... Y tener la oportunidad de cruzarlos en moto, una experiencia irrepetible!
Tras más de una hora cruzando campos de azúcar... Nos paramos en una casa de amigos de Alphonse. Los últimos kilómetros nos acompañó un "dozó", es decir, un cazador tradicional sénoufo con funciones de escolta. ¿Por qué? Porque según sus ritos, un "dozó" está protegido contra el mal, siendo temidos por cualquier persona malvada. Dicen los sénoufo, totalmente convencidos, incluso Alphonse, que si alguien dispara contra él, la bala se desvía y no lo hiere! Lógicamente, me provoca gracia. Esa protección se debe a un "medicamento especial", que consiste en una mezcla de hierbas y hojas con el que lavan el cuerpo entero. Interesante cuanto menos, no?
Foto de un Dozó. No es mía, está cogida de Internet, pues no me atreví ni siquiera a pedir una foto.
Bueno, lo que os decía -que me voy por los cerros de Úbeda-, que hicimos una visitilla y la mujer nos obsequió con una botellita de "mougoudi" casero. Se trata de un refresco hecho a base de sorgo y es muy típico en el Norte de Costa de Marfil como en Burkina Faso (en este último país lo llaman "zomcom". Muy rico, la verdad.
Continuamos con nuestra ruta hacia el pueblo de la comuna de Karakoro. Antes de llegar, nos encontramos con unos bonitos parajes como los siguientes: un puente sobre el río Bandama, que desemboca en el Golfo de Guinea, atravesando de norte a sur toda Costa de Marfil, así como un pequeño lago en una zona llamada Lavononkaha en el cual había un chico que iba a pescar y -supongo- que familiares cuidando de unas vacas en la orilla.
Pescador en Lavononkaha.
Llegamos a Kassiélé, el pueblo de la comarca de Karakoro donde se celebraban unos funerales tradicionales. Asístí al entierro, pero a muchas más cosas: a las danzas de los Poro con varias máscaras (ya expliqué qué eran... miembros de una sociedad secreta y mística que se reúnen en los Bosques Sagrados), el homenaje de los viejos sabios al difunto (bailando alrededor del féretro), homenajes de los balafones, etc. Interesante no, lo siguiente. A los Poro no se les puede fotografiar, son algo sagrado. Es mejor no intentarlo pues pueden ser muy violentos si se transgreden sus normas. Es más, las mujeres y los niños no pueden verlos (también existen Poros femeninos que los hombres no podemos ver) y en un momento dato, un Poroman persiguió a un niño que los miraba escondido con una rama, hasta alcanzarlo y zurrarle bien la espalda. El pueblo acompañó el féretro hasta el cementerio, donde ya habían construido una lápida (flipad! Nació en 1895... ha muerto con 118 años!), y lo enterraron. Y pueblo estalló en alegría, bailando a ritmo de balafones. Y servidor no se quedó corto: "allá donde fueres, haz lo que vieres!". Bailé con la nieta del difunto.
Lápida del difunto.
Bailando tras el entierro. Un vídeo que muestra un momento mágico!
A modo de agradecimiento, nos dieron estas dos cazuelas, una de arroz blanco y otra de carne con verduras muy picante, así como una botella de vino y bolsitas de agua. Lógicamente, me pareció de justicia, dí una pequeña donación para aliviar los gastos de la familia.
Un grupo de mujeres cantando y bailando, las cuales me invitaron a bailar a cambio de una moneda. Lo hice encantado, aunque a cambio les pedí una foto. Y aquí me veis, con las típicas mujeres sénoufo con las colas de caballo para ahuyentar a los espíritus y con la imagen de una "génie", un genio femenino. Fascinante!
Y tras un largo y complicado viaje de vuelta por carreteras horribles, conseguimos llegar a Korhogo bajo las primeras gotas de lluvia. Y es que los Sénoufo afirman tener técnicas para bloquear la lluvia durante acontecimientos como bodas y funerales. Ritos mágicos, místicos y secretos. Yo les respondo siempre de la misma manera: que ya podrían exportar esa técnica a Euskadi! Un poco de humor...
Y así acabó un largo, intenso e inolvidable sábado por la región del Poro. Descubriendo el País Sénoufo, pero sobre todo, dejándome acoger por esta sencilla gente de la tierra!
Foq'eena! Eskerrik asko por leer toda la parrafada, pero merecía la pena, creo. Besarkada haundi bat! Que Koulotyolo os bendiga!
Una jornada maravillosa, Lander. Todo muy bonito. Me encanta tus descripción de la sencillez de esa gente.
ResponderEliminarKaixo LAnder!
ResponderEliminarA ze bidaia, ni uste nuela kotxez egiten zenutela, motoan, a ze meritua! Ah! bueltatzen zarenean dantzak erakutsi, ados?
Muxu handi bat!
Egun polita Lander! Laneko motua hartzen dudanean zuen argazkiaz gogoratuko naiz! muxu bat!
ResponderEliminar