SEGUNDA PARTE: SEGUNDA PARTE DE LA HISTORIA DE DDC
Otra pelea.
Cuando superé esta etapa vino otra más
difícil. Para mi sorpresa, se presentaba otra lucha, una lucha contra mi propio carácter. Cuando escucho la palabra de Dios, me
quedo triste a menudo, porque quiero cambiar y no lo hago. Pecados como, por ejemplo, no respetar
a alguien. Los golpes eran la costumbre, no era pecado dañar el alma de su
compañero. Ni el alma ni el físico. En nuestra cultura, como regalo de boda, se
entrega un bastón al marido para que lo utilice contra su mujer si ésta no
obedece al hombre. Sin embargo,
compartirlo con la gente es muy difícil. Yo no era ese personaje. Cuando oigo la palabra de Dios o la
leo, veo que Jesús no enseña nada más que el amor al prójimo.
RD- ¿Ya estabas bautizado?
DC- Sí. Se
convirtió en otro sufrimiento... Mi esposa no estaba bautizada.
RD- ¿Te casaste antes de su bautismo?
DC- Sí, y no podía pasar una semana sin
golpear a mi esposa. Para mí,
ella no debía hablar, no tenía en cuenta lo que hacía, lo que opinaba, lo que
quería.
RD- ¿Así eras a pesar de la sonrisa que
tienes?
DC- Nunca sonreía, mi esposa lo puede
atestiguar, e incluso Michel. Ellos
saben qué vida llevaba, una vida muy difícil para mi esposa Kohotiéri. Y no fue con mi esposa solo, sino con
todos los que vivían conmigo. Yo
era un hombre que buscaba controlar, ser el más fuerte, decir barbaridades…
Pero cuando leía la Biblia, me daba cuenta
de que lo que hacía no estaba bien. También
veo que de nada servía ir a la iglesia a rezar sin tener en cuenta nuestra
actitud. Pero ¿cómo cambiar? Me resultaba tan complicado! Oraba para que Dios me diera la gracia
y la valentía que necesitaba. Confiaba en Dios. "Yo rezo, pero nada cambia".
A veces me rendía, “no merece la pena, nada cambia. Me privo de muchos placeres
pero siempre vuelven las mismas tentaciones”. Tengo que reconocerlo: estuve a
punto de tirar la toalla, pues no hacía más que sufrir, no cambiaba nada.
Incluso me acerqué de nuevo al Islam. A
menudo leía el Corán en francés, y veía actitudes mucho más humanas en el Corán
que en las palabras de Jesús.
"Una pequeña conversión"
Entonces me dije: "Solo hay un
Salvador, y voy con él, incluso
con mi mal genio". También vi la gracia de Dios: cuando ya no tenía fuerza
para orar, sentí un cambio. Podía
escuchar y aceptar las cosas que no aceptaba. Lo
que puedo decir es que gracias a la religión era consciente de mi condición humana, que
tenía muy mal genio. Golpear a
alguien para hacerle daño, no era un pecado para mí. Mi esposa ha sufrido durante mucho
tiempo. Pero sentí un cambio en
mi corazón, he aceptado algunas cosas con las que no estoy de acuerdo. Hablé con Michel y me dijo:
"Parece que la oración es realmente eficaz: en este momento siento que hay
cosas que aceptas en casa".
Mi esposa se dio cuenta… pero nunca le
obligué a ser católica. No debía hacerlo si en su corazón no lo sentía.
RD – ¿También viene de una familia
musulmana?
DC- Sí, éramos casi de la misma familia. Su padre y su madre son musulmanes.
“Mi mujer no entendía nada”.
Ella sentía mi cambio, pero no lo
aceptaba. Pensaba que era una forma de hacerle la pelota, no entendía nada.
Cada vez que la llamaba para dialogar sobre cómo resolver conjuntamente un
problema, no venía. Me decía “Pero todo lo que dices es eso: yo no puedo decir
nada”. Tenía miedo a expresarse, porque hasta entonces no la dejaba hablar
conmigo de una manera abierta. Ahora aprecia mi cambio, mi conversión, pero le
resultaba muy complicado entender el por qué de mi conversión.
Por lo menos, he tenido el valor de
decirle: “Sé que en la sociedad en la que vivimos, la mujer es inferior al
hombre, pero siento la necesidad, según mi Fe, de ser tu igual. Sé que no has
entendido bien todo esto…”. Efectivamente, en la tradición senufa, cuando un
hombre se muestra muy simple y flexible con su mujer, la mujer cree que lo
posee. En el subconsciente social, hay mujeres que dan pequeños venenos a los
hombres. Una mujer de este estilo cree que ha tomado la delantera gracias a ese
veneno, que ha arrodillado al hombre. Le dije a mi mujer: “Mira, no se trata de
eso. Me comportaba de manera repugnante contigo y no me daba cuenta. Siendo
católico, quiero cambiar de verdad, pero me resulta complicado. No puedo
asegurarte que nunca más te pegaré, enfadarme contigo o decirte algo feo, pero
créeme que siento que tenemos que ser iguales. Si ves que te llamo para
compartir ideas, es por eso. No tengas miedo, no es una trampa que te tiendo,
pero lo hago gracias a mi Fe”.
Me respondió: “Te entiendo, pero me
resulta complicado a mí también decirte: este es mi punto de vista!”. Le dije
que no la quería forzar, pero tenía que saber que ahora había un cambio. “Tú
puedes ayudarme a cambiar. Si un día te monto historias, has de tener el coraje
de decirme ‘¿y lo que me dijiste qué? Lo dijiste en nombre de tu Fe, en nombre
de Jesucristo, que quieres cambiar. Me has pedido ayuda y eso es lo que hago
hoy!’”. No me lo ha dicho nunca, pero a veces vuelven esas tentaciones… Pero
tomé una decisión, aunque no pude parar de un día para otro: ella ha continuado
sufriendo, pero menos, porque cuando doy un mal paso, me doy cuenta de que
estoy traicionando a Jesús.
“Si pego a mi
mujer…”.
Vuelvo sobre otro aspecto. Un día, en
misa, el cura dijo: “El que hace daño al prójimo, es como si crucificara a Jesús”.
Y pensé “Si pego a mi mujer… estoy pegando a Jesús”. En ese punto, respecto a
mi mujer, he hecho un gran esfuerzo para cambiar.
Un día, mi mujer me dijo: “Me quiero
apuntar. Quiero ir a catequesis”. Le contesté: “Pero si no te obligo! Si
quieres, puedes ir a inscribirte, pero has de saber que la vida cristiana es
muy complicada. A menudo, no pego ojo al lado tuyo sin que te des cuenta. Al
final del día, pienso en lo que he hecho, lo que no he hecho bien, y sufro de
verdad! No se lo digo a nadie, pero sufro, pues quiero cambiar y no llego del
todo. Si quieres apuntarte, perfecto, pero tienes que saber que sufrirás, habrá
cosas que te choquen”. Y dijo: “Vale”. Se fue y se apuntó.
Tres
años después, se bautizó, en 1975. Las fechas no son precisas, pero quiero
decir que el camino es largo.
... CONTINUARÁ ...
Y como regalo, un momento mágico que vivo todas las semanas y que hoy mismo he grabado:
Aunque la primera parte ya la había leído, no había comentado nada y hoy he vuelto a leer las tres entregas. En ocasiones me es difícil entender algunas cosas(sobre todo acerca de la cultura) pero es muy sencilla, honesta y de ella podemos aprender y recordar muchas cosas importantes para todo cristiano. Gracias Lander!!!Como dice Loly.... esperamos la siguiente.....Un abrazo fuerte y miles de besos para compartir!!!!!
ResponderEliminarAnakorda
Kaixo Lander!
ResponderEliminarSakona! Pentsatzen uzten duen artikulua! Hurrengoaren zain....
Muxu handi eta goxo bat