miércoles, 29 de mayo de 2013

DOS MITOS EN LA CULTURA SÉNOUFO

Ayer a la noche tuve el gran placer de visitar a un viejo sabio amante y estudioso de la cultura sénoufo. Él mismo es de etnia sénoufo y católico. Esta visita se dio para poder transmitir estas informaciones a una Hija de la Cruz de Argentina, que estudia Teología. Bajo el árbol de mango de su patio familiar, en la oscuridad de la noche, Daniel Coulibaly nos explicó varios mitos de la cultura sénoufo y apreciaciones personales. No dejará indiferente a nadie, como no lo ha dejado a mí. En la solemnidad de la noche, un momento mágico, pude tomar algunos apuntes. Los comparto con vosotros.

El mito de la vieja mujer:
  • Dios se llama Koulotyolo. Amaba a sus criaturas, y para sentirse cerca de ellos, había acercado el cielo a la tierra, para que éstos se sintieran protegidos.
  • El Mal también existía, y se había encarnado en forma de una vieja mujer. El cielo estaba tan cerca de la tierra que ésta, mediante un palo, pegó al cielo, enviándolo muy lejos.
  • Esta explicación subraya la falta de respeto y la ingratitud de los humanos hacia su creador, Dios.

El mito de Dios-mendigo:
  • Explicación del contexto: el mundo era un espacio cerrado, solo existían dos pueblos en la Tierra: los Senoufo y los Dioula.
  • Dios quiso hacer una visita a los humanos, por lo que se encarnó en un mendigo. Primero visitó a los Dioula durante un mes. Después visitó a los Senoufo.
  • Encarnado en mendigo, al visitar a los Dioula, vio que éstos no le dieron ni de comer, ni de beber, ni se preocuparon por darle alojamiento. Dios se enfada tanto por su ingratitud y falta de acogida que los maldice y los condena a vivir en una tierra ingrata, con muchas dificultades. Además, como parte de la condena, los obligará a ayunar durante un mes al año. Es por eso que los Dioula se convierten en musulmanes.
  • Dios hace una segunda visita disfrazado de mendigo, esta vez a los Senoufo, dirigidos por el Rey Ségou. Los Senoufo se compadecen del mendigo, por lo que lo acogen de una manera inmejorable: le dan de comer, de beber, lo alojan… Dios se siente tan reconocido que les otorga su bendición divina y una tierra cultivable. Los designa como “el pueblo que va a alimentar a los animales y a otros pueblos”. Es por eso que Senoufo significa “hombres que se preocupan por los demás”, y se convierten en agricultores.
  • Los Dioula no tuvieron más remedio que dedicarse al comercio, a moverse por la tierra para poder subsistir. Los Senoufo, sin embargo, se instalan en una tierra, la trabajan y sobreviven.

El valor del extranjero:
  • Para los Senoufo, el extranjero es un representante de Dios en la tierra, por lo que hay que acogerlo con mimo.
  • Refrán: “El hombre acoge a Dios mediante el extranjero”. Aporta la felicidad y las curas a muchas enfermedades.
  • Una casa no se convierte en habitable hasta que un extranjero no haya entrado primero.
  • Si no hay extranjeros, se planta un árbol, llamado Tchow (que da unos frutos similares a uvas salvajes), para atraer a los extranjeros.
  • En caso extremo, en casa se queman cacahuetes y se regalan a los niños. ¿Por qué? Porque, al igual que los extranjeros, los niños son pequeños, vulnerables y con necesidad de acogerlos con cariño.

Estas explicaciones, según Daniel Coulibaly (senoufo católico) guarda una estrecha relación con el Cristianismo: Dios ama a sus criaturas y se encarna en la pobreza para acoger a los más frágiles y vulnerables.

Daniel nos cuenta que la Nueva Evangelización ha de profundizar en las culturas ancestrales, puesto que los valores relatados son universales y universalmente necesarios. Pone varios ejemplos concretos:

EL ROBO: en la cultura senoufo, si alguien ha robado (generalmente productos de la tierra), un fetiche lo verá y lo denunciará a los miembros de su familia. La familia, humillada, condenará al ladrón y sentirá vergüenza hasta que el daño sea reparado.
LA ESCISION: La vida existe gracias a la mujer, es por ello vital que la mujer –al igual que el hombre- sean fieles el uno al otro. Por ello, durante siglos, se ha practicado la escisión, para evitar los deseos, así como diferentes fetiches. Si la mujer es infiel, el fetiche provocará que sea castigada. Si se confiesa, se arrepiente de corazón, será perdonada, pero en ningún caso puede cometerse más de 4 veces.

El Cristianismo rechaza la práctica del robo, así como de la infidelidad. Según Daniel Coulibaly, los valores son los mismos. Lo que difiere unos y otros es ¿Cómo garantizar la fidelidad? ¿Cómo evitar los robos? Él, como senoufo católico, rechaza la escisión de la mujer, porque es inhumana y además provoca enfermedades,  pero admite que detrás hay un valor que ha de preservarse: la fidelidad. Reflexión: si la mujer es infiel, lo es gracias a un hombre: por qué no castigar también al hombre?

Por lo tanto, afirma categóricamente: “La cultura senoufo refuerza la Fe cristiana”. Los valores de la Revelación son UNIVERSALES. Cada pueblo ha adaptado estrategias propias para preservar estos valores. “Todas las culturas se engloban en el Evangelio”.





2 comentarios:

  1. Interesgarria, baina emakumeaz pentsatzen dutena ez dut atsegin.
    Bestalde, momentua irudikatzen dut, gaua zuhaitzaren azpian, gizona beren sinismenak kontatzen, a ze gaua magikoa.....
    Muxu handi bat!

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  2. De lo mas interesante y magico... sin duda a tenido que ser un momento muy especial... Besarkada haundi bat!!! Bixen.

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Me comentáis la noticia? Gracias!! Eskerrik asko! Focheena!